Hadji Babacar Mbaye
Hadji Babacar Mbaye voluntario de Murcia Acoge
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El Hadji Babacar Mbaye todavía recuerda el día que pisó el local de Murcia Acoge por primera vez. Acompañaba a un amigo que iba a informarse sobre las clases de español. «al sentarme pregunté si podía ayudar aquí y me dijeron que por supuesto, en el momento que yo quisiera. Dije: mañana mismo. Y así fue. Al día siguiente me contaron lo que estaban haciendo ahí, me enseñaron el local, me presentaron a la contable, que era Lita, estaba también Edith como voluntaria, Lucía con laboral y Claudia. (…) Me pusieron primero a aprender a fotocopiar y luego ya el tema de documentación».
Para Babacar estos seis años colaborando como voluntario y como trabajador en la Red Acoge han sido «largos, como si hubiera vivido 20 años aquí». Ha vivido numerosas experiencias. Un día, en 2011, caminaba tranquilamente hacia la delegación de Murcia Acoge cuando fue interceptado por la Policía: « (…) me pidieron los papeles, en ese momento no tenía, era irregular. Me llevaron a la Comisaría y me dijeron que estaba detenido por ser irregular. Yo les dije: vamos a ver…», añade Babacar con una carcajada cargada de sarcasmo y con acento murcianico. Y tras este paréntesis, su rostro cambia radicalmente cuando recuerda la situación que vivió durante los diez días siguientes: la privación de su libertad en el Centro de Internamiento de Extranjeros. Fue precisamente la labor que realizaba en Murcia Acoge y por supuesto la iniciativa de todas las personas que lo conocían lo que permitió que Babacar saliera del CIE con un contrato de trabajo en la asociación donde había sido voluntario para poder regularizar su situación.
¿Lo positivo de todos estos años? «Ser voluntario. Me ha ayudado bastante, sobre todo en el aprendizaje de la lengua, a comunicarme con gente, a conocer más de los humanos, saber que cada uno tenemos nuestros problemas y siempre intentamos buscar soluciones, ya sea a través de papeles que no entendemos o de lo que sea. También a conocer un poco las circunstancias de cualquier persona, no solo de los inmigrantes, y a dar más de lo que tengo».
La satisfacción de Babacar no solo se observa en la sonrisa con la que cada día acude a su puesto de trabajo y con la que atiende a todas las personas que entran al local directamente preguntando por él, sino también en cómo habla de su trabajo: « (…) un día caminando en la calle me llamó uno, y yo no me acordaba de él después de cuatro años. Iba con su mujer y su hijo y se paró delante de toda la gente, en el mercado, diciendo: si no fuera por este, yo no tendría mi mujer y mi hijo aquí, que hoy parezco un ciudadano de aquí. Un chico de Nigeria. Fue mucho trabajo, porque como su Consulado vienen cuando quieren para lo de los papeles… Nos hemos tirado casi unos seis meses detrás de ellos. (…) Y ya después hicimos la reagrupación y todo salió bien. A día de hoy él está muy contento con su familia, de tenerles aquí. Y vamos, el crío más bonico que tó, está ahora mismo en la escuela estudiando. Y la mujer consiguió también un trabajo».
Este tipo de anécdotas es lo que hace que Babacar quiera seguir formando parte de Red Acoge y poner su granito de arena desde la asociación ubicada en Murcia: «es importante seguir, lo sabemos todos los que formamos parte de Red Acoge. Vas por la calle y una persona se acuerda de ti diciéndote gracias por lo que hiciste por mí en ese momento, eso es algo que hace que tengas que seguir haciendo lo que estás haciendo». Actualmente no solo es experto en el área de Documentación, sino que también tiene experiencia como traductor e intérprete de wolof y francés.
Respecto a los «problemas que tenemos que esforzarnos para tener la solución», Babacar destaca la necesidad de «ver cada situación, ver las posibilidades de regularizar a estas personas, no solo con un contrato porque ahora los trabajos son precarios y ningún empresario quiere hacer un contrato de un año, pero sí hablando de las limitaciones de las leyes, con Extranjería, con los de inmigración…». Babacar concluye con una reivindicación de los derechos y un reconocimiento a «las personas que tienen derecho a una vida y un futuro mejor: los inmigrantes, que lo pasan mal, que están aquí bastantes años y no hay posibilidades de regularizarles, los que están con guerras, las madres que no quieren que sus hijos sigan allí porque un día le van a llamar a la puerta para decirle que su hijo se ha muerto…».
Sin duda, nuestro compañero senegalés aporta a Red Acoge no solo un trabajo impecable, cercano a sus paisanos y a todas las personas que acuden buscándolo a él para pedirle ayuda, sino también ganas de seguir luchando por el derecho a migrar, de convivir con toda la red de personas que lo rodean en su puesto de trabajo y de ayudar a «encontrar soluciones para todos los problemas».
¡Dieuredieuf Babacar!