17 diciembre, 2014

Los movimientos migratorios y su potencial para generar progreso.

Para que los movimientos migratorios desplieguen todo su potencial como generadores de progreso, resulta imprescindible la adopción, en los países de tránsito y destino, de las medidas necesarias para gestionar la diversidad en el contexto del trabajo y la empresa.
 

 

La ONU reconocía en octubre de 2013 a través de la Declaración del Diálogo de Alto Nivel sobre la Migración Internacional y el Desarrollo la vital importancia que los movimientos migratorios ejercen sobre el desarrollo, a todos los niveles, de la sociedad del siglo XXI.

Por este motivo, los estados miembros del mayor organismo internacional coincidieron en otorgar al hecho migratorio y sus implicaciones una importancia de máximo nivel, ratificando dicha declaración y comprometiéndose al cumplimiento de los objetivos trazados en ella. Este documento expone, a lo largo de 34 puntos, los distintos aspectos que han de congregar el esfuerzo de las naciones para lograr que la migración pueda desplegar sin límites su enorme potencial como agente para el desarrollo global y local. Además de la profusión de artículos que tratan de preservar el respeto a los derechos básicos de las personas migrantes y de proteger la vulnerabilidad de los colectivos más desfavorecidos y salvaguardar las garantías de los trabajadores en cualquier lugar del mundo, nos encontramos con numerosas y explícitas referencias a la capacidad de la migración para generar riqueza y promover el progreso. Ya el primer punto de la Declaración reconoce que “la migración internacional es una realidad pluridimensional que incide sobremanera en el desarrollo de los países de origen, tránsito y destino”. Y continúa manifestando en su tercer artículo la decisión de “trabajar en pro de un programa eficaz e inclusivo sobre la migración internacional que integre el desarrollo y respete los derechos humanos”, así como (punto 6º) de “la necesidad de fortalecer las sinergias entre la inmigración internacional y el desarrollo a nivel mundial, regional y nacional”.

Para que puedan cumplirse los postulados de esta Declaración, de forma que los movimientos migratorios desplieguen todo su potencial como generadores de progreso, resulta imprescindible la adopción en los países de tránsito y destino de las medidas necesarias para gestionar la diversidad en el contexto del trabajo y la empresa. La migración es una de las formas más efectivas y directas de transmisión cultural. Asimismo presenta una coyuntura ideal para que los trabajadores de todos los rincones del mundo pueden compartir sus habilidades, conocimientos, maneras de resolver conflictos, etc. Propiciar la fecundación intercultural en el ámbito del trabajo representa el gran salto para que las empresas accedan al talento que atesora cualquier profesional, con independencia de su lugar de origen o de las motivaciones que lo han llevado a emigrar. Detrás de cada reto suele esconderse una gran oportunidad. Sin duda, los movimientos migratorios representan uno de los mayores retos de nuestro tiempo y la capacidad para aprovechar su inagotable potencial, en los diferentes ámbitos dentro la sociedad y, de forma muy significativa, en el concerniente al mundo de la empresa, es una llave que abre las puertas del éxito, el progreso y el desarrollo.