20 marzo, 2015

La gestión de la diversidad es una competencia clave del líder empresarial mundial

Cada vez son más los directivos que valoran el conocimiento de otras culturas y maneras de entender el trabajo como herramienta fundamental para el crecimiento de sus líderes y para el beneficio de una empresa que quiera avanzar hacia un mercado global.
 
La globalización de las empresas ha provocado en algunas ocasiones que el liderazgo de sus directivos vaya por detrás de su estrategia de expansión y esto acarrea enormes problemas de gestión. Es bien sabido que para que una empresa avance con éxito hacia sus objetivos los intereses corporativos deben estar alineados con las capacidades, experiencias y objetivos de la plantilla y especialmente con las de aquellas personas que lideran el proyecto. Si la necesidad de pertenecer a un mundo global choca con una manera tradicional e inmovilista de entender la actividad económica, la empresa tenderá al anclaje y en el peor de los casos a la desaparición.
 
Por esto, en el ámbito empresarial se buscan líderes con competencias globales que trabajen al frente de equipos con diferentes experiencias. Atrás queda la idea de que la función del líder global consiste simplemente en hacer negocios en el extranjero. Hoy es necesario integrar distintos sistemas culturales, legislativos, económicos o, como dice Stephen Kobrin, profesor de Gestión de Multinacionales de Wharton, “se trata de operar en múltiples entornos mientras se intenta alcanzar un objetivo común”.
 
Son los propios líderes empresariales quienes se han ido dando cuenta de que cuando trabajan dentro de una organización global, donde existen equipos de diferentes culturas además de otros factores de diversidad, han de ser capaces de “lidiar” con estas diferencias intentando exprimir lo positivo de la heterogeneidad. Para ello hay que ser flexibles y tener una gran capacidad de observación y escucha, factores que ayudarán a entender cómo los productos que se ofrecen también deben adaptarse a la diversidad de los mercados. En este sentido muchas compañías son las que han fracasado por querer reproducir sus negocios en mercados diferentes sin tener en cuenta las características propias de cada público objetivo.
 
Así pues, poseer una buena capacidad de Gestión de la Diversidad se revela como una de las competencias indispensables de todo líder. Es decir un “líder global” ha de ser capaz de entender la diversidad cultural, económica, política, religiosa del mundo y al mismo tiempo ser consciente de aquello que nos une. Es decir, debe tener capacidad para lograr “colocar” sus productos en el contexto propio y diferenciado de cada cultura. En este sentido cada vez son más las compañías que animan a sus directivos a tener experiencias internacionales para poder crecer dentro de la empresa. Líderes que sepan manejar lo que los expertos llaman glocalización: pensar de forma global y actuar de manera local.
 
En conclusión, el líder de la empresa actual es aquel que tiene una excelente formación y grandes capacidades técnicas, además de una visión del mundo global, y conoce lo que otras culturas pueden aportar para el crecimiento de su capacidad profesional y para el interés de su organización.