El Equipo B - Ana y Hassan
Mi nombre es Ana Cristina Pérez Belmonte, nací el 3 de junio de 1986, en la ciudad de Murcia y pertenezco al Equipo B. Mi nacimiento fue algo complicado para mi familia, ya que tuve un nacimiento prematuro (nací a los seis meses), de ahí mi discapacidad.
Mi infancia fue normal, como la de cualquier niña. Estudié hasta 4º de ESO en un colegio religioso, y aunque conté con muchos apoyos, he de reconocer que no me gustaba estudiar, porque no me sentía motivada. Recuerdo que una de las cosas que más me motivaban en mi infancia, era asistir a los scout, porque además de divertirnos, aprendíamos muchos valores.
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HISTORIA DE VIDA DE HASSAN, SOLICITANTE DE PROTECCIÓN INTERNACIONAL (escrita por Ana Cristina Pérez Belmonte)
La positividad de Hassan
Hassan es un joven pakistaní que tuvo que abandonar su país natal por cuestiones religiosas. Consciente de que la vida es muy dura y a veces nos trae problemas, casi nunca pierde la positividad, la sonrisa y las ganas de aprender para forjarse un futuro en España.
Nacido en 1986, creció con su tío, pues como él mismo cuenta: «mis padres murieron cuando yo era muy pequeño, cuando tenía dos años». De hecho, con algo de melancolía afirma: «yo no sé cómo era la cara de mi padre ni mi madre, […] en esos años no había buenas cámaras fotográficas, las fotos eran en blanco y negro».
Mucho caminar y caminar
Durante su infancia vivió en dos ciudades diferentes, Bahawalpur y Sialkot. Entre risas cuenta que fue dura, porque no tenía dinero para comprar billetes de transporte, caminaba mucho para desplazarse de un lugar a otro: «La infancia fue muy mal… allí yo no podía comprar billetes de autobús ni de tren, […] cuando yo llegué a Europa los puedo comprar… pero antes no… mucho caminar y caminar… más o menos dos o tres meses… caminar… todos los viajes tenía que caminar durante dos o tres meses…era muy difícil y muy mal».
Sobre su familia, Hassan apunta que tenía una familia muy pequeña, pues en su país, normalmente las familias son bastante numerosas. Era hijo único, aunque su tío (que es como su padre), tiene un hijo y dos hijas que para él son como hermanas. Tiene además dos tías, pero no sabe dónde viven.
Una medalla de oro
Hassan realizó estudios universitarios en su país. Estudió informática y al término de los mismos, ganó una medalla de oro. Cuando terminó la carrera, quiso seguir formándose: «[…] después yo quería seguir estudiando, pero había muchos problemas para mí en mi país, por lo que no pude terminar mis estudios».
Profesor de instituto y universidad
Hassan ha desempeñado numerosos trabajos a lo largo de su vida. En primer lugar, trabajó en una fábrica de guantes durante un tiempo. Más tarde trabajó durante dos años en un instituto en la ciudad de Islamabad como profesor de matemáticas y después pasó a trabajar en la universidad de Lahore donde impartía clases de inglés e informática: «Primero yo trabajé en un instituto durante dos años… después yo trabajé en la universidad cuatro o cinco años».
«En mi país tengo muchos problemas»
Por motivos religiosos le fue imposible seguir viviendo en Pakistán. Por ello, tuvo que abandonar su país y a su familia: «En mi país tengo problemas, porque soy chiita, […] los chiitas tenemos muchos problemas… con otra gente».
En una ocasión se encontraban reunidos celebrando una fiesta religiosa, cuando de repente entraron y «querían pelear con nosotros con pistolas, con piedras y con madera… Muchos problemas». Hassan estuvo hospitalizado unos dos meses, tras haber recibido un disparo en la pierna.
¿Qué le sucedió para verse obligado a abandonar primero su ciudad y más tarde su país?
Se encontraba en casa durmiendo, cuando alguien golpeó su casa con una piedra muy grande: «El último mes que viví en mi país, había unos chicos, yo no sé quién, pero cuando yo estaba durmiendo, por la noche, a las doce, golpearon mi casa con una piedra muy grande. Muchos problemas… Mi padre (su tío) dice ‘tú fuera de casa, te tienes que ir a otro lugar, aquí no es seguro para ti, tú te tienes que ir fuera de aquí’».
Tras este acontecimiento, viajó a otra ciudad, pero al poco tiempo también tuvo problemas, por lo que, finalmente, tuvo que salir de Pakistán.
Llegada a España
Cuando abandonó su país de origen, recorrió varios países hasta que llegó a Grecia. Para ello, le pagó a una persona que lo condujo hasta allí, pero cuando llegó, lo dejó solo.
Una vez en Grecia se embarcó en una patera, pero la policía les pinchó el único medio de transporte que tenían, por lo que lo pasó mal. Finalmente, consiguió salir de allí y, tras pasar por diversos países, llegó a España. Cuando llegó, vivió durante un mes en la ciudad de Barcelona, donde fue acogido por Cruz Roja.
Feliz en España
Hassan está contento en España. Aunque señala que necesita hablar muy bien español para encontrar un trabajo y forjarse un futuro aquí: «A mí no me gusta hablar inglés, ahora me gusta hablar español», nos cuenta entre risas.
Desde que llegó a Murcia afirma estar muy contento con Murcia Acoge y sus trabajadoras, porque le han ayudado mucho. Además, ha mejorado su español, pues a su llegada recibió clases durante un mes en Maristas (lugar donde se realizan las clases de castellano de esta asociación) y luego en el local de Murcia Acoge.
De hecho, ya ve Murcia en su futuro: «ahora en Murcia estoy muy bien, no quiero volver a Pakistán, quiero permanecer aquí y traer a mi familia».
Forjarse un futuro
Hassan está contento, siempre va por el mundo con una sonrisa, aunque es consciente de lo dura que es la vida y de que hay que preocuparse por el futuro: «Este tiempo es muy bueno, estoy muy bien, aunque el futuro es muy duro, te tienes que preocupar por el futuro, si ahora no haces nada después tú siempre estarás preocupado».
Aunque está feliz y siempre transmite positividad, su sonrisa se apaga cuando habla de su hijo, pues lo tuvo que dejar en su país cuando era muy pequeño. Lo que más desea es poder ver a su hijo: «yo pido por mi hijo».
A pesar de todos los obstáculos que se le han presentado y presentarán, con su buena actitud para enfrentarse a todo, seguro que lo consigue pues como él sostiene «en la vida hay un poco de todo: un poco de problema y un poco de felicidad».