La Plataforma de Empleo de Hogar y de Cuidados con Plenos Derechos de Madrid presenta los resultados de la encuesta realizada para analizar el impacto de la pandemia en el sector
Los resultados confirman el empeoramiento de las condiciones laborales en mayor medida que el resto de actividades, la situación de extrema vulnerabilidad y desproteccion del sector y la necesidad de empujar la plena equiparacion de derechos
Con motivo del Día internacional del Empleo de hogar, la Plataforma por un Empleo de Hogar y Cuidados con Plenos Derechos de Madrid presenta los resultados de la encuesta realizada para analizar el impacto de la pandemia en un sector que se consideró esencial pero que no parece haber avanzado en la mejora de su protección social ni de sus condiciones laborales.
Entre las conclusiones principales señalan la situación de extrema vulnerabilidad y desprotección de un sector feminizado, constituido en un porcentaje importante por mujeres migrantes, de las cuales más de un tercio se encuentra en situación administrativa irregular. Destacan que la situación más vulnerable es la de las trabajadoras en régimen interno, con el porcentaje más alto en situación irregular, con un 22% sin vivienda alternativa a la de su lugar de trabajo y que vivieron situaciones de aislamiento social durante el confinamiento, que en muchos casos ha rozado la esclavitud laboral al estar disponibles las 24hs del día sin descansos durante semanas.
La encuesta arroja cifras de trabajo informal superiores a las estadísticas oficiales, un 43% frente alrededor de un tercio, que no hace sino confirmar las altas tasas de irregularidad y desprotección del sector, a lo que se suman las trabajadoras que cotizan por debajo de sus jornadas reales de trabajo, sin que existan hasta el momento mecanismos efectivos dispuestos por las instituciones que hagan frente a esta situación.
Todos los datos de empleo reflejan peores condiciones laborales en trabajo de hogar que los del conjunto de la población asalariada, indicadores que se acentuaron durante el confinamiento y el tiempo de pandemia: superan en más de tres veces el porcentaje de trabajo a tiempo parcial; los índices de despido como consecuencia de la pandemia fueron mayores (25% frente al 4,8%) al no tener el colchón de los ERTE y quienes lo sufrieron en mayor medida fueron las trabajadoras sin contrato en situación mucho más vulnerable; dos terceras partes no recibieron compensación alguna por la realización de horas extra; no tienen reconocida la prestación por desempleo y las prestaciones subsidiarias...
Denuncian que la no existencia de la protección ante el desempleo determinó medidas tardías e ineficaces que implicaron una desvalorización del sector, así como un fuerte riesgo de vulnerabilidad para las trabajadoras. El subsidio extraordinario por cese de actividad en Empleo de hogar constituyó un paso histórico al ser la primera prestación de este tipo reconocida para esta actividad, pero tuvo niveles de protección muy inferiores a los de otras medidas adoptadas para otros colectivos.
El estudio realizado confirma las altas tasas de contagio por coronavirus entre las trabajadoras de hogar y cuidados (situado como el sector profesional más afectado después del sanitario). Sin embargo, la COVID-19 no fue reconocida como enfermedad profesional para estas trabajadoras, con las consecuencias negativas derivadas en cuanto a protección y prestaciones.
Concluyen que la consideración del trabajo de hogar y cuidados como actividad esencial durante la pandemia no ha tenido una traslación en reconocimiento de derechos, muy al contrario, el impacto de la crisis sanitaria y sus efectos socioeconómicos han impactado duramente en el sector en todos los elementos valorados: empleo, condiciones de vida y salud. Y denuncian que el Gobierno ha mantenido en una posición secundaria, desprotegida y precaria a un colectivo que se ha demostrado esencial e indispensable para el sostenimiento de la vida y los cuidados del conjunto de la sociedad.
Por ello, ahora que se anuncia la ratificación inmediata del Convenio 189 de la OIT por un trabajo decente para las trabajadoras de hogar, exigen que la equiparación de derechos sea plena y se adopten los mecanismos necesarios, con los presupuestos requeridos, para hacer efectiva el fin de toda forma de discriminación al colectivo.